martes, 20 de noviembre de 2012

Celos entre hermanos

El pasado lunes, 19 de noviembre, en el aula matinal celebramos la segunda sesión de la "Escuela de familias". Fue impartida por Dº Antonio Romera Lao, maestro, psicólogo y orientador del Equipo de Orientación Educativa del Centro.
En esta sesión explicó de una manera cercana y sencilla qué son los celos, por qué se producen y especialmente cómo podemos actuar para ayudar y aliviar esta situación natural que sufren muchos/as de nuestros/as pequeños/as.
Desde aquí nuestro más sincero agradecimiento a Dº Antonio por ayudarnos a saber tratar estas situaciones que incomodan nuestra convivencia, por su disponibilidad y su saber hacer.
La próxima sesión versará sobre las Nuevas Teconologias de Información y Comunicación y os adelantaré con la suficiente antelación la fecha en la que la celebraremos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El sentir celos es una situación natural, que tiende a surgir por sí misma. Los celos entre

hermanos son un fenómeno natural consecuencia de la rivalidad que se establece entre

ellos. Se les debe prestar atención cuando alteren la convivencia y sean persistentes.

la rivalidad está potenciada por:


La necesidad de atraer la atención de los padres o de tener más atención que otro

u otros hermanos.
La comparación con el hermano y la necesidad de sentirse superior al otro.
 
El deseo de conseguir más cosas o privilegios que el hermano.
 
Los padres no pueden evitar los celos de sus hijos, ya que éstos dependen

directamente de la propia capacidad de tolerancia y compresión de cada niño,

de su !manera de ser!.


Lo que si pueden hacer es potenciar una relación sana entre hermanos y reducir

discusiones hasta un nivel aceptable.

 
Llega un nuevo miembro

Los celos son iguales independientemente de la edad. Y con los celos entre hermanos

pasa lo mismo. Imagínate sí un día tu marido o tu esposa te dice que vendrá otra

persona a vivir con vosotros, que a partir de ahora no seréis dos y sí tres. Y que además

te consuela diciendo que será divertido que tengas otra persona con quien compartir y

disfrutar de la compañía.

¿Qué harías? Creo que nadie dudaría de la reacción que tendría, ¿verdad? Pues eso es lo

que dicen los padres a sus hijos cuando este esta a punto de tener un hermanito.

Que el pequeño jugará con él, que se llevarán de maravilla... El niño vive

maravillosamente con sus papás, con las atenciones centradas en él, todo el cariño, todo

el cuidado, toda la dedicación, y de repente, ¡ZAS! Todo empieza a cambiar...

Al nacer el segundo hermano, los celos del mayor son inevitables. Aparece en los niños

sobretodo cuando creen que van a perder el cariño de sus padres. Es muy difícil dejar de

ser el sol para ser una estrella más en el Universo de su casa.


Los celos son expresados de distintas formas

Los niños expresan sus celos de distintas formas pero muchos de ellos lo manifiestan a

través de un cambio en su conducta. Se vuelven más desobedientes, más rebeldes, y más

agresivos al punto de llegar a morder y/o golpear a su nuevo hermanito, quitándole los

juguetes u otros objetos, molestándole en cuanto tenga una oportunidad. Para él, su

hermano es su rival, ha invadido su territorio y le ha robado mucho del tiempo que tenía

con sus padres. Así que es normal que él se sienta amenazado por su nuevo hermanito.

Otros niños, en cambio, se vuelven llorones y se pegan a la falda de la madre en el

intento de llamar su atención y de no perderla. Se sienten débiles, cómo si a nadie les

importase ellos. Se reprimen y se vuelven profundamente tristes. Se niegan a comer, a

jugar con los amigos, se niegan a todo, tomando una actitud rencorosa con sus seres

queridos como forma de reprocharles por haber centrado su atención y cariño en el otro

hermano.


Es común también que los niños celosos debido a la llegada de un hermanito, presenten

algún retroceso en su desarrollo. Algunos vuelven a hacerse pis en alguna que otra

ocasión, y otros llegan a pedir que les pongan de nuevo el pañal. Otros pueden volver a

hablar de una forma más infantil, a chuparse el dedo, a exigir que su madre le devuelva

su chupete, e incluso a querer su sillita de paseo o que le dé de comer. Son reacciones

normales de la crisis que está atravesando. Esta es su protesta y hay que comprenderla

con paciencia y muchísimo cariño.


Cómo evitar que los celos causen futuros problemas

Depende mucho de la actuación de los padres, que la situación de celos que están

viviendo en casa, se quede en una crisis temporal, dentro de unos límites razonables o

que represente un sufrimiento mayor al niño y que se de espacio a una rivalidad

duradera. Los efectos de unos celos mal resueltos, pueden representar algunos

problemas en el temperamento del niño celoso como el egoísmo, la envidia, la codicia,

etc.

Ningún niño esta preparado para recibir otro hermano. Cuando tengas que dar la noticia

de un nuevo hermano a tu hijo, debes hacerlo tu mismo, antes de que alguien se te

adelante. Hay que hablarle con mucho cariño y mucho tacto para que el niño sepa

claramente lo que va a ocurrir. Hay que explicarle que su hermano va a quererle mucho

y que él podrá cuidarle y protegerle. Y que además le enseñará muchísimas cosas.

Pídale que cante su música favorita a su hermanito o que le cuente un cuento antes de

dormir.


Normas generales

1) Evitar comparar a los hijos respecto a sus cualidades o aptitudes, ya que la

comparación favorece los celos.

2) No hay que hacer lo mismo para todos, ya que siempre resulta injusto puesto que

cada hijo tiene sus propias necesidades.

3) Elogiar las cualidades de cada hijo

4) Favorecer que cada uno de ellos realice las actividades que más le gustan,

potenciando de esta forma los intereses de cada uno. Cuando los niños han sido capaces

de realizar tareas juntos o de jugar amistosamente hay que reforzar estas actitudes

gratificándoles.

5) Enseñar a los niños a discutir adecuadamente sus conflictos, escuchando al otro y

buscando soluciones a sus problemas, será ideal para que disminuyan los celos y

crezcan como personas.


Desaciertos

- Adelantar acontecimientos: cuando va a nacer el hermano alguien le dice al niño: !qué

bien, vas a tener un hermano para jugar a la pelota!. Pero nace el bebé y el niño lo único

que hace es comer, dormir y llorar y que le quita a la mamá. Se ilusiona al niño pero él

se desilusiona y se enoja con la mamá y el bebé.

- Pedirle al hermano mayor que ceda ante las exigencias de un hermano pequeño:

!pásale el juguete porque él es más chico que tú, para qué lo haces llorar!. A uno se le

olvida que ese niño sigue siendo niño por mucho que sea el mayor, por lo tanto, le va

a costar compartir sus cosas porque pasan muchos años en esta etapa egocéntrica.


- Decirle al niño que tiene que querer al otro porque es su hermano: el cariño y amor se

da con el tiempo y de forma gradual. No hay que presionarlo a que quiera a su hermano.

- Preguntarle al niño continuamente si quiere al hermano: hay que evitarlo porque

también es una manera de presionarlo.

- Hacer crecer a los niños de golpe porque llegó otro hermano: quitar los pañales de un

día para otro, sacarle el chupete y dárselo a la bebé, quitarle el biberón y darle la leche

en vaso. De la noche a la mañana estos niños crecieron. Todo esto se debe hacer

gradualmente y anticipándose a la llegada del hermano.

- Sobrevalorar la capacidad afectiva del niño para arreglárselas solo! ahora haces las

tareas solo, ya eres grande y tú las puedes hacer!.

- Ridiculizar a uno de los hermanos: hay que ser cuidadoso con lo que se dice para no

herir al niño. Si los niños se ridiculizan entre ellos lo hacen con un afán de mostrarse

mejor que el otro, y los padres tienen que tratar de evitar esas situaciones tratando de

hacer ver que cada uno tiene sus potencialidades.

- Pedir al mayor que represente el papel de !modelo! para sus hermanos: por ser el

mayor debe dar el ejemplo y a uno se le olvida que sigue siendo niño. Son los papás los

que tienen que dar el ejemplo. Lo que sí pueden hacer los papás es mostrarle las

ventajas o beneficios que tiene el ser el mayor.

- Demostrar preferencia por uno de los hijos por parecerse a uno cuando era niño: si el

niño es bueno para la pelota, el papá dice !igual que yo cuando era niño!

- Tolerar los comportamientos dañinos o destructivos

- Esperar la perfección de los hijos y caer en comparaciones o favoritismos


Aciertos

- Incentivar objetivos separados: permite la diferenciación de los hijos y que ellos se

planteen sus propios objetivos y que los cumplan

-Buscar el momento oportuno para corregir y encauzar los sentimientos: cuando los

niños expresan los sentimientos negativos que tienen hacia el hermano u otra persona

hay que esperar el momento adecuado para conversar acerca de esos sentimientos y

tomarse el tiempo necesario para hacerlo

- Enseñar modos de expresión: si el niño no tiene el vocabulario adecuado para hacerlo,

ponerle el adulto las palabras exactas de lo que siente: pena, rabia, vergüenza, etc.,

estando atento a lo que los niños dicen sin presionar cuando la expresión es negativa.

- Darle medios de entretenimiento propios al hermano menor: el menor siempre quiere

los juguetes del mayor pero hay que saber respetar los juegos para cada edad y el

espacio del mayor

- Convencer a cada hijo que tiene un lugar muy especial en el corazón de sus padres: no

sirve de nada decirle a los hijos !te quiero mucho!, si no lo acompaña con hechos.


- Si a un niño no se le conceden las mismas cosas que a otro mayor darle una

explicación clara y a su nivel. Debemos usar la alabanza y el elogio apropiadamente.

- Hacer partícipes a los hijos del cuidado del hermanito: esto significa que colabore con

llevar el pañal sucio a la basura, ayude a coger la ropa,... y no que se encargue del

hermano al estar los padres ausentes

- Explicar los beneficios de ser ya mayor y las desventajas de ser bebé: poder salir al

supermercado, etc.

- Hacer que los hijos formen equipo y darle a cada niño alguna tarea específica en el

hogar en la que se sientan cómodo.

- Establecer reglas generales que se perciban como justas para todos y conversarlas:

hora de comer, lavarse, acostarse, etc.

- Permitir que los niños mantengan objetos que sean exclusivamente de su uso personal:

puede darle los juguetes que ya no usa a la bebé y los nuevos son de su uso exclusivo

- Seguir la regla !todos para uno y uno para todos!: si todos los hijos quieren el mismo

juguete para la Navidad, dárselo a todos y no a uno sólo.

- Felicitar a los niños cuando juegan juntos y ayudarlos en hacerse responsables de

resolver sus propios problemas.

- Actuar como moderadores en las posibles agresiones que surjan entre los hermanos

-Planificar y realizar
actividades conjuntas con toda la familia.

CONCLUSIONES
- No podemos evitar los celos, sólo ayudar a que sean menos dolorosos y a no

fomentarlos.

- Cada niño debe sentir que es especial para sus papás. Los celos disminuirán con el

tiempo si el niño ve que tiene un lugar especial en el afecto de los padres, y que los

hermanos lejos de ser una amenaza para su seguridad, llegarán a ser compañeros con

quienes compartir, a quienes querer y también capaces de darles amor.

- Las relaciones entre los hermanos nos preparan para una adecuada participación en la

sociedad: enseñan a respetar los sentimientos de los demás, a compartir, perdonar y

confiar. Cuando los celos no son superados en la niñez, florecen cuando somos adultos.

- La clave está en fomentar en el niño una alta autoestima y confianza, que le

proporcionen seguridad interna, con la cual nunca se sentirá inferior a sus hermanos.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Modificación de conducta


El pasado Lunes, celebramos la primera sesión de la escuela de familias en la que tratamos el tema de "Modificación de conducta".
 
En este enlace podréis encontrar las ponencias, para aquellas familias que, estando interesadas, no pudieron asistir o para quién quiera consultar algún contenido. Dicha sesión consistió en una ponencia por parte de DºAntonio Romera Lao, maestro y psicólogo del Equipo de Orientación Educativa y posteriormente la resolución, en grupo, de algunos supuestos prácticos.
Espero que fuera de vuestro agrado y os esperamos para la próxima que versará sobre los celos.
¡¡Muchísimas gracias por vuestra asistencia!!
 
 
 
Información para padres

Cómo aprenden nuestros hijos
La respuesta es fácil. Nuestros hijos aprenden igual que nosotros, y nosotros


aprendemos como lo hacen todos los demás

seres vivos. No somos muy diferentes en esto

que el resto de los animales. Es cierto que hemos

ido descubriendo modos de acelerar estos

aprendizajes, pero los modos básicos son los

mismos.

Existen dos manera de aprender. Se

llaman el condicionamiento clásico y el

condicionamiento operante.

El más importante para nuestros

propósitos es este último. Realizamos una

actividad, y si ésta obtiene el premio que pretendemos, la repetiremos con

más frecuencia. Si no lo obtiene o si es castigada de alguna forma, no la

repetiremos más.

Lo importante, pues, es el reforzamiento. Todo comportamiento,

para poder ser aprendido debe ir seguido de algo agradable para el que lo

hace. A ese “algo” agradable lo llamamos “

reforzador positivo”.

Para que dicho refuerzo sea eficaz, debe ser:

- Inmediato, para evitar que sea reforzada cualquier otra respuesta

que se realice entre el comportamiento y el premio.

- Frecuente: Cuantas más veces reforcemos una respuesta, más

fuerte se hará y más resistente a la extinción
Estrategias y técnicas para facilitar el aprendizaje

a) Instigación verbal: Consiste en explicar al niño qué es lo que queremos

que haga. Es importante reforzar la conducta tras su realización.
b) Modelado: El niño observa la conducta de un modelo. Luego realiza

dicho comportamiento, obteniendo el premio esperado.

C) Moldeado: Se utiliza para enseñar nuevas conductas mediante el refuerzo

de comportamientos que se van pareciendo cada vez más al que

pretendemos enseñar.

D) Encadenamiento:

Se emplea para enseñar conductas complicadas,

compuestas por varios comportamientos diferentes. Se van premiando éstos

hasta llegar a la conducta objetivo.

Programas de modificación de conducta


Ya sabemos cómo se enseña y cómo se aprende el comportamiento.

Esos mismos principios nos van a servir para

modificar aquellas conductas que se han "colado"

en el repertorio de nuestro hijo y que nos

disgustan sobremanera.

I) FASES

A) DEFINIR EL PROBLEMA.

Antes de hacer cambios hay que saber qué es lo

que se quiere cambiar. Sea específico, defina y aísle

el problema: ¿Qué es exactamente lo que el niño

hace y que le disgusta?, ¿Qué es lo que Ud. quisiera

que hiciera más o menos a menudo?

B) ELECCIÓN DE LA CONDUCTA A TRATAR

Uno de los errores más corrientes en la modificación de conducta consiste

en tratar de cambiar todos los comportamientos a la vez. Muy al contrario,

es necesario centrarse en cada problema uno a uno, resolviendo uno antes

de pasar al siguiente.

Clasificaremos los problemas por orden de importancia y empezaremos por

el menos significativo, por aquel que podamos solucionar con rapidez.

C) DETERMINACIÓN DE LA LINEA BASE

Para conocer bien una determinada conducta deben conocerse cuáles son

sus características topográficas, es decir, con qué frecuencia ocurre, qué

estímulo la provoca y qué refuerzo la mantiene. Esto se consigue mediante

la observación de la misma y es imprescindible para poder evaluar la eficacia
de nuestro programa.

D) APLICACIÓN DE LA TÉCNICA APROPIADA

TÉCNICAS:

1.- Ignorar la conducta inadecuada.

Así, cada vez que aparezca la conducta

elegida, no se le debe prestar atención, a menos

que, por supuesto, comporte algún daño físico

para alguien, en cuyo caso hay que usar un castigo

adecuado a la acción.

Es necesario tener presente que al principio,

nuestro hijo, acostumbrado a recibir cierto

refuerzo por su conducta, reaccionará elevando la

frecuencia y la intensidad de dicho comportamiento

en un fenómeno que se conoce como
tren

de respuesta en la extinción

. Es, por ello, imprescindible no caer en el frecuente

error de atenderlo de cualquier modo durante ese incremento, por cuanto

empeoraríamos la situación.

2. - Castigo

Hay conductas que no pueden ser ignoradas. Conductas motoras

como golpear a su hermano pequeño, romper cosas de valor... y verbales

como insultar gravemente. En este caso ignorar el comportamiento puede

conllevar consecuencias graves para la buena marcha de la dinámica familiar.

Sin duda, el castigo más efectivo es el llamado "TIEMPO FUERA",

que consiste en, inmediatamente después de haber realizado una de esas

conductas, aislarlo en alguna dependencia de la casa habilitada para ello y en

la que no pueda recibir ningún tipo de refuerzo.

No es aconsejable un período de tiempo-fuera de más de veinte minutos.

Los períodos de tiempo más cortos están más indicados

3.- Reforzar la conducta adecuada incompatible.

Paralelamente a la elección de la conducta a modificar, debemos elegir una

serie de comportamientos incompatibles con el primero que reforzaremos
esta técnica supone lo contrario, es decir: sorprender al niño cuando se porta

bien, y hacer un comentario adecuado para recompensarlo por su buena

conducta aunque sólo sea un ligero inicio de esa buena conducta deseada.

4.- Economía de fichas.

Es una modalidad especial de reforzamiento positivo. Una ficha es un

objeto, un bono, un papel firmado, etc que se puede cambiar por cosas

materiales o actividades que tienen valor de reforzador para el individuo.

Las reglas de funcionamiento deben quedar muy claras, antes de que

comience el programa. Se deben definir de modo

preciso, las conductas que ganan fichas y cómo se

pueden gastar esas fichas, y las conductas por las

que se pierden fichas.

E) EVALUACIÓN DEL PROGRAMA

Tras un período prudencial (dos quincenas

aproximadamente), volveremos a repetir el primer

punto de este proceso, evaluando sus resultados.

Es también importante tener presente que

pueden ocurrir fenómenos como el de la

recuperación espontánea

, en el que la respuesta puede

reaparecer temporalmente. Es, asimismo, imprescindible, no prestar

atención a dicha recuperación, por cuanto entorpecería el proceso y lo

dificultaría enormemente.

INSTAURAR EL ROL ADECUADO.

Los humanos nos comportarnos de manera diferente según donde nos

encontremos. Hay niños que son los alumnos perfectos en el colegio,

mientras que en casa, los padres no pueden con ellos. Y eso ocurre,

principalmente, por el papel o rol que se le ha hecho creer. Es necesario,

pues, tener mucho cuidado en instaurar en nuestros hijos el rol que nos

conviene. Para ello, debemos:

- Calificar su comportamiento, no su condición. Podemos decirle “hoy no

me ha gustado tal comportamiento” y no, “eres un niño muy malo”.

- No comparar con los hermanos ni con otros familiares.

- Decirle a menudo lo orgulloso que estamos de él y de su comportamiento.